Las derrotas no dejan de ser derrotas y, al final de un partido, el marcador raramente miente: en rugby suele ganar quien ha sido mejor sobre el campo a lo largo de los 80 minutos. Pero a menudo los guarismos no cuentan toda la verdad. Bastante de eso tuvieron los resultados cosechados ayer por el CR Tarazona y la Unión Femenina Rugby del Moncayo en su visita al campo del Fenix: los zaragozanos se impusieron con ventajas amplias en los dos cruces (49-10 en el caso del encuentro de la liga femenina y 48-17 en el lado masculino), pero en ambos casos el equipo perdedor dejó el campo con la sensación de haber jugado un buen partido, acumulando sensaciones positivas, de progreso y mejora. Y de haber competido sin perder la cara, más allá de los defectos.
Abrieron la tarde las chicas de Óscar Acebes y Teo Campos en lo que era la tercera jornada de la Liga Regional femenina. La dinámica fue muy similar durante buena parte del encuentro, de forma aún más marcada en el primer tiempo: el Fenix llevó siempre la iniciativa del juego e hizo daño cuando movió la pelota, encontrando espacios en la defensa del Moncayo para anotar con frecuencia. En los primeros 21 minutos apoyó cuatro ensayos, un arranque autoritario que le permitió estirar su ventaja hasta una distancia que le aseguró tener el resto del partido controlado.
Pese a encajar varias ocasiones, la Unión no se arredró. Le costó entrar en el partido y tener la pelota con continuidad, pero siempre mostró dureza en el contacto y mucho arrojo para las disputas en la delantera. A pesar de que el TaraSoria se fue al descanso con cinco ensayos en contra, ninguno de ellos lo vendió barato. Por momentos en ese primer periodo al equipo le faltaron apoyos que se sumaran a las rupturas individuales con la pelota. Y, sin esa continuidad de juego que siempre ofrece un reciclaje bien trabajado en los puntos de encuentro, guardar la posesión se le hizo difícil.
















En el segundo periodo esos detalles mejoraron de forma notable. El partido ya le quedaba lejos en cuanto al marcador, pero el equipo supo buscarle otro sentido: el de la mejora. Se reunió alrededor de la pelota, convergiendo mucho mejor en las fases de posesión y encontrando mecanismos para entrar en la defensa del Fenix. Con el balón, Salu Jiménez y María Arranz se convirtieron poco a poco, desde la primera línea, en arietes que hicieron avanzar al Moncayo con su contundencia delante.
Laura García también atacó la línea de ventaja rival desde el primer centro y la capitana Alba Monge hizo mucho daño saliendo a campo abierto con carreras llenas de amenaza. Una de ellas produjo el primer ensayo de la UF Rugby del Moncayo. Y fue una marca espectacular: un poderoso avance hacia el exterior de Alba, hasta encontrar el hueco por fuera. Nadie pudo pararla y, en el minuto 54, el equipo celebró un estupendo ensayo, que premiaba con una gran acción individual el buen trabajo colectivo.
El Fenix estiró aún más su ventaja, pero ese tramo del choque fue el mejor del Moncayo, que hizo un muy buen segundo tiempo. Visitó la 22 rival y guardó la posesión con avances que la llevaron a un segundo ensayo, esta vez de Sara Peña, que se coló entre la defensa local desde el pie de un encuentro para apoyar en la zona de marca. Al final, el amplio resultado a favor de las locales no evitó la sensación de clara evolución de la UF Rugby del Moncayo, que en tres partidos ha mostrado un notable progreso, cada vez más evidente.

En el partido de la Liga Regional masculina el CR Tarazona, dirigido por Jaime Milla en ausencia de Joao Henriques, ofreció durante una hora de juego la que seguramente ha sido su mejor cara en lo que va de competición. El marcador final, contundente a favor del Fenix, no refleja hasta qué punto el equipo turiasonense se mantuvo en el partido durante buena parte del choque.
Aunque fue el Fenix el que pegó primero, gracias a un golpe de castigo a los dos minutos de juego y un posterior ensayo al cuarto de hora, el Semi se mostró desde el primer momento agresivo en defensa, subiendo la presión, con mucha actividad en la disputa y contactos duros. En cada jugada, con la pelota y aún más sin ella, se notó que el equipo había saltado al verde muy vivo. Le costó algo más encontrar el ritmo y producir su juego con la pelota, pero poco a poco engrasó el hilo y sus movimientos en la tres cuartos le mostraron que podría hacer daño en campo abierto.
Esa sensación aún se hizo más nítida en las ocasiones en que Gabi Zueco se incorporaba al ataque desde su puesto de zaguero, con salidas potentes que comprometían la defensa del Fenix. En una de ellas, Gabi rebasó las líneas enemigas para irse solo hacia la marca. Frenado a pocos metros de la línea, se trastabilló y fue al suelo… pero desde esa posición encontró la necesaria descarga para que Javi Huete, que venía en apoyo, dejase el ensayo. Un enorme golpe de castigo anterior pasado por Pablo Vela contribuyó al 10-10, a tres minutos del descanso. Poco después, Vela volvió a cargar el fusil e intentaría otro casi desde medio campo, que se quedó corto por muy poco.
En esos momentos en que más equilibrado parecía el partido, sin embargo, el Fenix supo ser clínico: anotó justo antes del pitido del intermedio y sumó otro ensayo a la salida del descanso (min.43). Dos hachazos que tensaron la resistencia del Tarazona. Con 22-10, el equipo necesitaba no perder el hilo del choque y lo hizo gracias a otra ruptura furibunda de Zueco desde el 15. Su carrera y la posterior transformación de Pablo Vela dejaban un apretado 22-17, con poco más de media hora por jugar.
Pero el equipo no pudo sostener su apuesta y el tramo final fue completo para el Fenix, que tiró de su delantera para imponerse, con las consecuencias sabidas en el marcador: tres ensayos, más otro de castigo decretado y la amarilla a Gabriel Zueco, estiraron la ventaja hasta el rotundo 48-17 final. Un marcador grueso que dejó entre las filas rojillas el sabor agridulce de las derrotas que siguen a un partido muy esperanzador.