El CR Seminario de Tarazona inició su andadura deportiva en 1965, en el seno del Colegio Seminario Menor de la Inmaculada de la localidad. El objetivo de la adopción de este deporte fue contribuir a la educación y la formación integrales de los alumnos internos en el centro. El rugby llegó al Seminario fruto del encuentro de un joven sacerdote, Tomás López, con Julio Guzmán, técnico enviado por la Federación Española para iniciar la práctica del rugby en los Seminarios de Huesca, Zaragoza y Tarazona. Y con el rugbier francés Andrè Medan, crecido en Argelia, expatriado a principios de los años 60 en España, donde fue contratado para impulsar la formación de nuestro deporte entre los jóvenes.
Tomás López y Medan se conocieron en Madrid, cuando López buscaba –en el marco de los nuevos métodos pedagógicos surgidos tras el Concilio Vaticano II- un deporte que se ajustara con la personalidad del colegio. Fue el rugby. Un germen que no ha dejado de crecer desde hace más de medio siglo y que todavía se alimenta a los pies del Moncayo.
Los primeros años
El primer equipo del Seminario lo compusieron siete jugadores: Ángel Chueca, Adolfo Leciñena, Héctor Martínez Ferrer, Jesús Monge, Ernesto Jiménez, Jesús Sánchez Pajarero, Luis Gandul y Carmelo Alonso: entonces tenía 13 años. Hoy es todavía presidente y alma mater del CR Seminario de Tarazona. Eran los años del rugby pañuelo. Una mecha que no dejó de crecer.

En 1979 se inauguró el campo de rugby del colegio, en un torneo con el Tecnidex y el Cisneros. Los internos del centro escolar, niños llegados de muchos pueblos de la comarca, y los escolares nutrían de entusiasmo a los equipos del club.
Viajes a Francia para jugar torneos formativos con las escuelas del mejor nivel en el país vecino; campeonatos nacionales y de Aragón; rugby a todas horas… “Para nosotros, que éramos niños de pueblo, aquellos viajes eran un aliciente increíble”, rememora Pepe Marco, otro histórico del club. Marco estaba en el equipo que fue subcampeón de España cadete en 1977 y 79. Y también en el que, en 1987, lograría el ascenso a la Primera División nacional, hoy la División de Honor B. Los dos grandes hitos del club.
La primera crisis
A esos logros seguirían años difíciles, cuando entre 1987 y 1991 el Seminario cerró como centro escolar. Entonces se hizo difícil encontrar chicos para jugar al rugby. Y el club tuvo que mirar a Zaragoza, a los muchachos que habían vestido su camiseta y salido a estudiar a la Universidad.

Allí encontró, poco a poco, con mucho trabajo, la palanca para relanzarse. Los años 90 vieron revitalizado el rugby con nuevas generaciones de jugadores, el progresivo relanzamiento de las categorías inferiores y la conversión de las instalaciones del Seminario en un centro de alto rendimiento en el que la selección absoluta de España preparó su participación en el Mundial de 1999.
Fruto de ese trabajo, el Seminario volvió a experimentar una etapa de auge. Creció la cantera, los equipos inferiores, nacieron los equipos femeninos, el sénior ganó varias ligas regionales, disputó fases de ascenso y estuvo, entre 2004 y 2006, en Primera Nacional. Su trabajo de base sigue dando frutos y es uno de sus grandes orgullos.
Años de éxitos
En la temporada 1996-97, el Seminario consigue el título de Liga regional, después de una temporada muy igualada en rivalidad con Ejea. En esos días la plantilla del Seminario es una mezcla entre los jugadores que todavía siguen en activo desde los 80 (Eusebio Viruete, Pepe Marco, Esteban Ruiz, Ángel Largo o Javier Santacecilia), mezclados con jóvenes que ya han llegado a la primera plantilla (Blas Lanzuela, Kiko Enfedaque, Kike Faro) y jugadores ya con experiencia como Toquero, Ramón Faro, Eduardo Martín, Miguelón Pallarés, Luis Mirallas, Tejero o Sobejano. La transición está en marcha y, mientras se produce, el equipo consigue el título liguero y disputa la fase de ascenso contra el Rioja, cayendo en los dos choques por un margen ajustadísimo.

En esos años, Esteban Ruiz se hace cargo de la dirección técnica del equipo. Van a ser temporadas duras, de cambio de generación en los que el equipo camina por la liga a la sombra del Ejea y ve cómo comienza el ascenso del Fénix en la regional aragonesa. La escasez de efectivos lastra el crecimiento del equipo, donde toman ya el relevo los jóvenes, que conforman la columna vertebral de la segunda mitad de los 90. Blas, Kike, Ramón, Sanjuán, Piris, David Marco… En estos años, Ejea y Fénix toman el mando de la regional. Aunque el Seminario mantiene su condición de equipo duro, que siempre compite de tú a tú con los principales del campeonato, atraviesa un ciclo en el que no consigue dar el salto de calidad necesario para optar al liguero y a la fase de Ascenso a Primera Nacional.
En estos años, y con el trabajo de Blas y Piris a la cabeza, se está llevando ya a cabo, sin embargo, una labor fundamental para asegurar relevo en las categorías inferiores. Con Blas Lanzuela y Óscar Rodríguez Piris al frente, el trabajo de captación empieza a dar sus frutos y asoma ya la generación del 84-85, clave en la regeneración del club en el futuro: Héctor Santotomás, Juan San Vicente o Miguel Martínez son los jugadores más destacados de entre los que van llegando de abajo, en un equipo que consigue un octavo puesto en el campeonato de España cadete , y con un sinfín de buenos resultados cosechados ante algunos de los mejores equipos del país.
BRAZOS COMO ROCAS. VIDEO CONMEMORATIVO
El fin de este ciclo supone el adiós definitivo de varios jugadores importantísimos en la historia del club, como Javier Santa Cecilia, Ramón Faro, José Carlos Saló, los hermanos Mirallas o Quique Gran. Otros mitos del club como Toquero, Blas, Piris, Mario Ornat, Toño o Kike Faro pasan a ser las referencias totales y absolutas dentro y fuera del campo
En estos años, y con los ascensos a Primera Nacional de Ejea y Fénix, la competición regional se convierte en un mano a mano contra el Universitario. Tras lograr una valiosísima victoria por 6-9 en el feudo zaragozano, en un durísimo partido en el que las defensas primaron totalmente sobre los ataques, el equipo muere en la orilla al no poder imponerse a los zaragozanos en casa, cayendo por 13-20 en el choque más importante de los últimos seis años para el Seminario. El subcampeonato liguero lleva al equipo a verse privado del ascenso directo a Nacional, y a disputar la fase de ascenso contra el Iruña pamplonés. Es su primera comparecencia en este estadio de la competición después de siete años.
En la doble eliminatoria, celebrada en septiembre de 2004, el Seminario cae con claridad ante los navarros, compareciendo a la eliminatoria muy corto de preparación y en clara desventaja física con su rival. El Iruña se impone con facilidad en ambos choques (53-17 en la ida en Pamplona y 5-15 en el choque de vuelta en el Seminario). En esos encuentros, el Semi solo pudo ser realmente competitivo durante fases concretas de ambos partidos. Pero el ansiado ascenso a Primera Nacional llegará con la reestructuración de la categoría, que lleva al Seminario a convertirse en el octavo equipo del grupo norte de la Primera Nacional. El salto es un hecho y una nueva etapa está a punto de comenzar.
La llegada del ejeano Goyo Aznárez al banquillo y de un grupo de jugadores del desaparecido Gigantes de Navarra (Álvaro Calvo, Íñigo Munárriz, Feli Simón, Ariza, Tomas Stungys, Pablo Cortés o Diego Villán) insufla nuevos bríos a un equipo que pasa por primera vez en mucho tiempo a disponer de una plantilla extensa y con distintas variantes. El arranque de competición es espectacular, derrotando a Fénix, Universitario y Rioja y cayendo por la mínima frente a Baztán e Iruña. En la cuarta jornada el Seminario llega a ser líder del grupo.
Con un juego muy físico, una delantera poderosa y una tres cuartos dura defensivamente e incisiva en el contacto, el Seminario logra la cuarta plaza final del grupo, tras superar un bache de juego a mitad de temporada que le lleva a enlazar hasta cuatro derrotas consecutivas. La aportación de jugadores como Blas, Kike, Tomas, Diego o Feli sostiene al Semi en Nacional y le convierte en un equipo aguerrido y difícil de batir.

Con el final de temporada llega el momento de celebrar los 40 años de historia del club. Un momento de celebración pero también de reflexión de cara al futuro. Una vez que el equipo ha regresado a Primera Nacional y va a disputar su segunda temporada en la categoría, un logro que no había conseguido en 20 años, es el momento de poner y asegurar las bases del futuro, trabajar la cantera y darle un lavado de cara al equipo. Con la ocasión del 50º Aniversario en el horizonte, el club se conjura para sembrar la semilla que en el futuro le permita poder sus Bodas de Oro con el rugby en plena efervescencia
La buena temporada anterior no se ve refrendada en el arranque del segundo curso en Primera Nacional, en la 2005/2006, en el que el Seminario encadena ocho derrotas consecutivas y se ve condenado a la última plaza de su grupo. La mala racha mina la moral de un equipo que sólo a base de orgullo logra su primera victoria, de mucho mérito, ante el potentísimo Baztán. El sprint final en la parte postrera de la temporada, después de la llegada de los refuerzos de los georgianos Gia y Dennis, deja al equipo a punto de salvar la categoría. Pero no lo consigue, cayendo arrastrado de vuelta a la regional por la nefasta racha del arranque de la temporada. Al menos, el club acaba el año con la cabeza alta y jugando un buen nivel de rugby. Y comienzan a asomar algunos nombres clave en los próximos años para el Seminario, como Miguel Paricio, Miguel García, Toni Monfort, Yordi o Héctor.

Pero la mejor noticia, el rayo de luz necesario para el club, no se está cocinando en la categoría nacional sino en las inferiores. Una de las mejores generaciones de la historia del Seminario camina con paso firme. Gracias al trabajo y al empeño de Piris, Blas, Miguel Martínez y Toni comienza a gestarse el Seminario del futuro, el que conocemos hoy día. El equipo en el que despuntan Ignacio, Pablo Llorente, Sergio Goyeneche, Pablo Vela, Marcel, Luis, David Alcázar o Álvaro Milla crece y crece a un ritmo frenético y logra hacerse con la Copa de Plata en el Torneo Nacional Cadete, en el que se impone a equipos como el Cisneros, UPV Valencia o Boadilla, jugando un gran rugby y abriendo la puerta de un esperanzador futuro para el Seminario. Muchos de estos jugadores son hoy la base del Seminario del presente y del futuro.
Tras los dos años de Nacional, la temporada 2006-2007 supone un curso de dura transición para el Semi. Muchos jugadores abandonan la disciplina del club y la plantilla se acorta considerablemente. Se logra un devaluado título liguero y en la fase de ascenso a nacional el equipo cae con contundencia contra un Getxo B plagando de antiguos jugadores de División de Honor como el internacional Jon Etxeberría. Jugadores como Miguel Paricio, Miguel Martínez, Toni, Toni Monfort, Miguel García o Héctor pasan a sumarse al núcleo duro del equipo, que se convertirá en uno de los más potentes de la historia del club durante los tres siguientes años.
Paralelamente, el progreso de la generación del 91 sigue su curso, logrando meritorios resultados ante los mejores equipos de España y quemando poco a poco etapas hacía el equipo senior.
La temporada 2007-2008 supone el salto de calidad para los rojillos. Reforzado por jugadores como Popa, Edu Casale o Alberto Malón, el Seminario logra armar, bajo la batuta de Goyo Aznárez, un equipo duro, con un altísimo nivel físico y muy trabajado tácticamente. Con la novedad del playoff entre la liga navarra y aragonesa para dilucidar los aspirantes al ascenso a nacional, el Semi cierra el curso con su casillero de derrotas a cero y con una imagen de equipo hecho y asentado. Pasa por encima de sus rivales en la fase interregional y se enfrenta con el grupo vasco en el cruce decisivo para el ascenso. Sólo una mala primera mitad en la ida de la fase de ascenso contra el Munguía en tierras vascas lo priva de un merecido ascenso: aquel partido, marcado por el fuerte calor y el peso que el viaje pone en las piernas del Seminario, frena las aspiraciones del Seminario, que pierde por 33-16.

Pero el equipo no se rinde y confía en poder darle la vuelta al marcador en el Seminario. El segundo encuentro de la eliminatoria en Tarazona, con 16 puntos por remontar, se antojaba trepidante. El Seminario se veía capaz de lograr la hazaña y bajo un tremendo aguacero, en uno de los partidos más épicos de la historia del club, puso toda la carne en el asador, pero esta vez los elementos le fueron adversos y se quedó a un solo ensayo de la gloria. El resultado (12-3) habla de una de las tardes más bellas de rugby y a la vez más dolorosas que se recuerdan en el Seminario.
La temporada de hombres como Miguel Paricio, Jonatan, Yordi, Kike Faro, Toni Monfort, Miguel García, Tomas, Edu Casale o Héctor es soberbia e invita a pensar en que con otro año de rodaje conjunto y de trabajo el equipo estará preparado para el salto definitivo.
Por otro lado la cantera, bajo el mando de Miguel Martínez y Toni, sigue creciendo. El equipo cadete se impone con autoridad en la liga navarro-aragonesa y el equipo infantil, en el que nombres claves en el futuro como Mario Bruna, Alberto Calavia, Jaime Milla, Gabriel, Manuel Sanclaudio o Dani Salomón comienzan a crecer como jugadores, logra tomar forma y comienza a pedir paso hacia arriba. Poco a poco, con paso firme y seguro, va tomando forma el Seminario campeón de Liga del futuro, el Seminario del 50 Aniversario. El club aglutina jugadores, crece y se expande y trabaja para garantizarse el mejor futuro posible.
En estos años, mientras tanto, el campo del Seminario también ha sido escenario de innumerables campeonatos nacionales e internacionales en categorías inferiores. Y sede de concentraciones de selecciones nacionales o de diversos equipos de rugby del panorama nacional. Los últimos en celebrar un stage en Tarazona fueron los Leones de seven, queen la primavera de 2019 prepararon en sus instalaciones el torneo preolímpico para los Juegos de Tokio 2020.
A día de hoy, niños y niñas siguen incorporándose en Tarazona y en toda la comarca al rugby y alimentando la escuela, gracias al trabajo de promoción y formación del club decano de este deporte en Aragón. Un club que en 2015 celebró su 50º Aniversario y que sigue revitalizando su cantera; transmitiendo los valores que han vertebrado la vida deportiva y personal de las sucesivas generaciones de jugadores y jugadoras que han vestido su camiseta.